Cuidarse a uno mismo es fundamental para una vida más plena y satisfactoria, y está ligado al bienestar físico y emocional. No puedes basar tu existencia solamente en las responsabilidades laborales y personales, también hay que reservarse un tiempo para el propio cuidado.

Por qué es tan importante el autocuidado personal

La primera en definir el concepto de autocuidado personal fue la enfermera Dorothea Orem, una enfermera que lo describió como la acción en que una persona razona y reflexiona para entender el estado de su propia salud. Es, dicho de otras palabras, el gesto consciente de observarse, analizarse y facilitarse los cuidados que una necesita. Se trata de una forma de amor propio.

Cuidarse a uno mismo implica tener un diálogo interno para comprenderse y vivir más en el presente, para ser conscientes de cada acto que llevamos a cabo, para poder evaluar si nos sentimos bien con ello o no. El autocuidado es saber reconocer las propias necesidades a distintos niveles: las físicas, las emocionales y las mentales, y una vez identificadas, dedicar tiempo para realizar las acciones adecuadas para satisfacer dichas necesidades.

Cuidar de uno mismo es una responsabilidad que tenemos, un compromiso con nuestra propia persona, que tiene repercusiones en la calidad de vida y en el estado de salud general. Especialmente cuando se incluye en la vida diaria actividades variadas que van más allá de aquellas que se realizan para cubrir las necesidades básicas (trabajo, alimentación, descanso, etc.).

Llegados a este punto puede que te preguntes ¿cómo cuidar de mí misma en una vida tan ajetreada como la actual? A continuación, te dejo algunos puntos que debes tener en cuenta para incluir en tu día a día.

Consejos para cuidarse a uno mismo

El autocuidado no consiste solamente en llevar una alimentación equilibrada, hacer un poco de ejercicio y un rato de mindfulness (aunque también). Claro que cada persona lo concibe de una forma diferente, ya que depende en gran parte de la forma de ser de cada uno, de su carácter y de sus intereses. Pero a rasgos generales este cuidado personal debe cubrir cuatro aspectos básicos.

Autocuidado físico

Está relacionado con el cuerpo y la salud, e incluye aspectos básicos como planificar una alimentación sana y equilibrada, y la realización de actividad física regular. Algunos gestos de autocuidado diario para cubrir esta necesidad pueden ser:

  • Practica deporte o ejercicio físico, aunque sea algo muy ligero como un paseo, o cualquier otra actividad que implique mover el cuerpo, y adaptada a tus circunstancias.
  • Busca una disciplina deportiva que te motive para que no te cueste practicarla de manera frecuente.
  • Cocina alguna vez por semana algo que te guste, te apetezca de verdad y te haga sentir bien (por ejemplo, esa receta que te recuerda a tu abuela).
  • Respeta tus horas de sueño acostándote temprano para poder dormir las horas que tu cuerpo necesita.
  • Cuida tu piel, alimentándola y proporcionándole los cuidados cosméticos adecuados. El simple gesto de masajear y acariciar tu propia piel tiene muchos efectos positivos.

Autocuidado mental

Cuidarse a uno mismo desde el plano mental significa estimular el pensamiento, alimentar el intelecto, la creatividad y ejercitar la mente en general. ¿Cómo hacerlo?

  • Lee, no importa el género o el tipo de lectura.
  • Escucha podcasts que susciten tu interés y que te hagan pensar.
  • Realiza alguna actividad creativa: escribir, dibujar, tocar un instrumento, crear manualidades.
  • Aprende algo nuevo que requiera atención y concentración. Puede ser un idioma, ganchillo, bailes de salón, o un curso de cualquier cosa que te interese.

Autocuidado emocional

Este tipo de autocuidado es, probablemente, el más complicado, puesto que requiere un desarrollo de la inteligencia emocional, y en muchos casos, se requiere algún tipo de guía, como terapeuta o coach. Es necesario un ejercicio de introspección y un trabajo interior, más o menos grande. Eso son los puntos que debes tener presentes:

  • Detente en las emociones que sientes, analízalas, identifícalas y trata de descubrir qué evento la ha originado, tanto si te ha hecho sentir bien como si no. Así sabrás cómo evitarla o provocarla.
  • No huyas de los sentimientos, acéptalos, aunque estos sean aparentemente negativos. La tristeza, la ira, la rabia… hay que saber ubicarlos, entender su causa y superarlos, teniendo en cuenta que las emociones son pasajeras.
  • No seas juez de tus emociones, son parte de ti y de la vida en general. Trabaja en aquellas que te abrumen con demasiada frecuencia.
  • Escribe un diario, o si no, dedica un rato al día para analizar cómo te sientes.

Autocuidado espiritual

El aspecto espiritual no tiene por qué estar asociado a la magia o la religión. Es algo más bien relacionado con los valores de cada uno, con aquellas cosas que nos conectan con nosotros mismos. Es un aspecto fundamental para el cuidado y bienestar pleno de una persona.

  • Practica mindfulness o meditación.
  • Acude con frecuencia a clases de yoga.
  • Practica la gratitud, por ejemplo, con un diario de agradecimiento.
  • Cuida tu manera de expresarte y analiza tus pensamientos limitantes o negativos.
  • Conecta con la naturaleza, ve al campo, al bosque, al parque de tu ciudad o a un huerto urbano al menos una vez por semana.

Con estas pautas he querido responder a la cuestión de cómo cuidar de mi misma, pero si sientes que alguno de estos aspectos no eres capaz de conseguir tus propósitos, no dudes en buscar algún tipo de orientación por parte de expertos.