Vivimos inmersas en la cultura de la productividad. Parece que tenemos que estar todo el día haciendo cosas: en casa, en el trabajo, con los niños… Llenamos nuestro tiempo con actividades y responsabilidades que contribuyen a incrementar la carga mental de las mujeres.

Aunque la sociedad está en pleno cambio, a día de hoy continúan siendo mayoritariamente las mujeres las que asumimos más responsabilidades domésticas, en el cuidado de los hijos y en la atención a las personas mayores. Además, se nos exige ser buenas profesionales y, como no, lucir la mejor imagen posible.

A largo plazo, esto acaba desencadenando una serie de problemas a nivel físico y mental cuyo origen no siempre sabemos identificar. De ahí que se suela hablar de la carga invisible, porque pasa desapercibida.

Por qué sufrimos las mujeres tanta carga mental

La carga mental femenina o carga invisible es una cuestión que condiciona la vida de muchas mujeres a nivel mundial. Ya hemos analizado qué es la carga mental así que, para no extendernos demasiado, basta con señalar que es el esfuerzo mental que hay que realizar para conseguir un resultado concreto. Cuantas más cosas tenemos pendientes de hacer, o más responsabilidades asumimos, más fuerte es la presión que sentimos.

Todos tenemos un límite. Por mucho que te esfuerces, va a llegar un momento en el que ni las mejores técnicas de planificación del tiempo te van a permitir hacer todo lo que tienes en tu lista de tareas pendientes.

Se dice que la carga emocional en mujeres es superior que en los hombres, y numerosos estudios demuestran que esto es así. Pero ¿por qué ocurre?

El estrés de género

La carga mental en mujeres se puede catalogar también como estrés de género porque su origen se encuentra en el rol social que se ha atribuido a las mujeres y que todavía está lejos de cambiar. Si lo piensas bien, seguro que en tu entorno son mayoritariamente las mujeres las que se encargan de una gran parte de las responsabilidades domésticas y familiares.

Hacer la compra, recoger a los niños en el colegio, asistir a reuniones de profesores, planificar y hacer los menús semanales para toda la familia, cuidar de los mayores, gestionar las citas médicas de los hijos y hasta de la pareja…

A la mujer siempre se le ha atribuido el rol de cuidadora. Pero, además, ahora debe combinar ese rol con el de profesional. Nuestro trabajo se ha multiplicado, porque tenemos que dar el 100 % tanto dentro como fuera de casa.

Se está trabajando mucho en la corresponsabilidad familiar, especialmente entre las generaciones más jóvenes, pero las mujeres que ahora tienen de 30 años en adelante siguen siendo el principal pilar de la familia. Asumen una gran responsabilidad y, con ella, una gran carga emocional.

Cómo pedir ayuda para hacer frente a la carga mental

Si sufres estrés o ansiedad, estás continuamente cansada, o sientes que ya no dominas tus emociones, es bastante probable que estés llegando al límite. Es momento de dejar de hundirte más en el pozo y de empezar a buscar soluciones. Y lo mejor que puedes encontrar es pedir ayuda, empezar a delegar.

Toma conciencia

Lo primero que debes hacer es tomar conciencia de lo que te sucede. Muchas veces nos encontramos mal y no somos capaces de ver que el origen de lo que nos ocurre está en todo lo que cargamos sobre nuestra espalda, sobre nuestra mente en este caso.

Pon en alerta a los demás

Si ya has detectado que el origen de tus malestares es que no tienes ni un minuto para ti, que has priorizado la vida de los demás sobre la tuya propia, es hora de decírselo a los implicados.

Cuéntales abiertamente cómo te sientes. Expón todas las cargas y responsabilidades que asumes en el día a día y manifiesta que necesitas liberarte del peso que cargas. No necesitas un fin de semana de desconexión en un spa, necesitas que tu vida no sea un compendio de responsabilidades con respecto a los demás.

Una vez que esto quede claro, llega el momento de empezar a repartir responsabilidades entre los diferentes miembros de la familia. Si cada uno hace un poco, al final todo el mundo se encuentra mejor y tú consigues por fin ese tiempo para ti misma que tan necesario es para cuidarte a nivel físico y mental.

La carga mental en mujeres no desaparece de un día para otro, y tienes que ser tú, como afectada, la que dé el primer paso para tomar de nuevo las riendas de tu vida y darte la prioridad que mereces. Entendiendo que esto no implica que vayas a ser peor madre, pareja o trabajadora, porque más bien sucederá todo lo contrario. Si necesitas ayuda en este proceso de cambio y no sabes por dónde empezar, me tienes aquí para echarte una mano.