Cuando nació mi hijo, pensé que iba a poder seguir siendo la misma mujer de siempre, que iba a poder con todo, que podría tenerlo todo y sobretodo, controlarlo todo. 

¡NO fue así, ni mucho menos! Mi auto-exigencia y mi afán por ser la superwoman que creía ser, me convirtieron en una mujer desquiciada, frustrada, que se sentía culpable por no ser como ese personaje de ficción que va volando por todas partes con su bonita capa azul y con sus súper poderes. 

El mito de Superwoman me hizo mucho daño ya que creí que iba a poder con todo y como evidentemente, esto no fue así, mi frustración y sufrimiento tuvieron consecuencias en mi salud y mi entorno y dejé  pasar muchos momentos de mi vida que ya no podré recuperar.  

Aspirar a ser Superwoman es agotador, por eso, asumir que este mito es inalcanzable cambió mi vida.

Cómo me desperté

Siempre había sido una persona muy ordenada y organizada, por lo que di por hecho que podría seguir teniendo todo bajo mi control. Pero un día, me desperté y entre en “shock” al observar el interior de mis armarios y el estado general de mi casa el caos y el desorden se habían apoderado de mi espacio. 

Tomar consciencia y reconocer que yo NO estaba bien, y que eso se reflejaba en mi mundo exterior, fue el primer paso. 

El desorden que me rodeaba estaba estrechamente relacionado con el desorden emocional que estaba viviendo por entonces, así que decidí poner remedio.

Mi proceso de «Home Detox»

Empecé con mi propio proceso de “Home Detox”; deshacerme de todas las cosas materiales como los objetos y la ropa que no utilizaba, fue un proceso muy reconfortante. El alivio lo experimentaba en mi propia piel cada vez que terminaba de ordenar una categoría de objetos o una zona de mi casa. Poco a poco, fui vaciando una mochila invisible, pero muy pesada, que sin darme cuenta, había cargado durante demasiado tiempo a mi espalda. 

¡Una terapia sanadora donde las haya!

Una vez puesto en lo material, sentí la necesidad de reconectar conmigo misma y volver a mis necesidades vitales, a esa esencia natural que era anteriormente y que me hacía sentirme alineada conmigo misma. Este momento fue un despertar espiritual necesario para reconectar con mi sabiduría femenina.

A consecuencia de mi maternidad y mi afán de intentar llegar a todo, me había olvidado de mí misma. Todo y todos estaban antes que yo. ¡Gran error!, Entendí que esa actitud sólo servía para retroalimentar mi frustración y agotarme física y mentalmente. Era imprescindible volver a sentirme bien conmigo misma, volver a ser la YO que quería ser, estar alineada con mi mujer interior, para poder amar y cuidar a mi familia de forma consciente.   

Acepté que NO podía seguir intentando ser la Superwoman que nos han incitado a creer que somos comencé una terapia, para aliviar esa rabia que llevaba dentro, para quitarme ese sentimiento de culpa, para sanar y para soltar algunos lastres de mi pasado.  

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Parar y reflexionar

Parar y darme la oportunidad de ser yo misma, Alexandra, volver a ser la niña con ganas de cambiar el mundo, sin miedos, espontánea, auténtica y vulnerable. Ya era hora de volver a ser YO y no esa heroína producto de nuestra tramposa cultura.

Gracias a ese proceso, asumí que era humana, y que como tal, me había equivocado. Me conciencié para simplificar mi vida, cambiar algunos hábitos y sobre todo, para compartir mi carga mental. Descubrí la metodología GTD (Getting Things Done; Organízate con eficacia) de David Allen, y poco a poco fui encontrado mi propio método para liberar y organizar mi carga mental y… ¡lo más importante!, poder compartirla con mi pareja. 

Soy muy consciente de que cuesta romper con la creencia aprendida de que podemos con todo y con todos. Nos han metido tanto en la cabeza “Tú puedes si quieres” “Tú puedes con todo y con más”. Y claro que podemos, pero, ¿A costa de qué? En estos momentos, tengo claro que no quiero ser Superwoman, quiero ser yo misma sin frustraciones, sin culpa y sin remordimientos. 

Las claves que me permitieron salir de mi propia inercia

Las claves que me permitieron salir de mi inercia, e empezar a fluir realmente con mi vida, fueron:

  • PARAR: me dio una oportunidad para cambiar de rumbo.
  • ORDENAR mi casa: me permitió iniciar mi proceso de sanación de mi mundo interior.
  • CAPTURAR y ORGANIZAR todo lo que tenía en mi mente: me permitió aliviar mi carga mental Y sobre todo compartirla.
  • BAJAR mi nivel de auto exigencia.
  • APRENDER a priorizarme.
  • ASUMIR mis propios límites y circunstancias.

Darme la oportunidad de parar y poner remedios a lo que no funcionaba, han sido las mejores decisiones para poder vivir MI vida y transformarla en una aventura extraordinaria.

¿Te animas a salir de tu inercia para poder fluir con tu vida? 

¡Si yo he podido, tú también puedes!